Victoria Kent, Luisa Carnés, La Terremoto, María Guerrero, La Felipa o las olvidadas de la Generación del 27 han recibido su homenaje gracias al Plan de Placas Memoria de Madrid, que trata de combatir la desigualdad y la discriminación de género.
Manuel de Falla abrió la veda dos años antes de que Madrid fuese elegida Ciudad Europea de la Cultura, pero desde aquel 1990 el Ayuntamiento apuntó casi siempre hacia los hombres. El compositor gaditano ocupó la primera placa de hierro esmaltado, ligeramente abombada, que relataba la historia de Madrid a través de sus gentes. El rombo amarillo, al que siguieron los de Galdós, Benavente o Goya, rezaba: «En esta casa vivió el músico Manuel de Falla, de 1901 a 1907, y en ella escribió La vida breve».
Lo que pretendía dar empaque a la Villa y Corte —exaltando a sus personajes ilustres y los edificios donde nacieron, vivieron, trabajaron o murieron— terminó siendo una sucesión de nombres masculinos, hasta el punto de que al inicio del presente mandato 275 habían sido dedicadas a varones y sólo 32 a mujeres. La mitad, reinas, aristócratas, santas y un largo etcétera vinculado al poder divino y humano. El actual Gobierno ha sumado una decena en la actual legislatura, aunque la balanza sigue muy inclinada. LEER MÁS »